Extractos del libro “Partes de Guerra Malvinas 1982” de Graciela Speranza- Fernando Cittadini
Juan José Gómez Centurión
Fui el primer argentino en desembarcar del helicóptero que nos trasladó a Goose Green. El día 2, a la noche, nos dimos cuenta de que en el destacamento inglés de Puerto Argentino faltaban siete marines que podían estar activando mecanismos de defensa o boicoteando algún lugar de la isla. Me impartieron la orden de ocupar la zona de Darwin–Goose Green y dedicarme al patrullaje para la localización de los siete infantes.
El 3 a la mañana partimos en helicóptero de la Armada, con gran incertidumbre, porque no sabía si íbamos a encontrar algún tipo de resistencia. Descendimos a unos setecientos metros del caserío, bien a cubierto, con todas las prevenciones. Desplegamos y avanzamos en forma sigilosa. Pensaba encontrar una resistencia épica, pero a veces la guerra tiene su costado grotesco: en cuanto los pobladores vieron el helicóptero, empezaron a agitar trapos blancos, y algunas amas de casa, que evidentemente no habían encontrado otra cosa, sacaban calzones por las ventanas. Escenas fellinianas en plena gesta patriótica.
Esa misma noche se entregaron los infantes de Marina cerca de Puerto Argentino y se cerró el capítulo de la recuperación. Se los envió a Comodoro Rivadavia, después a Montevideo y desde allí fueron devueltos a Gran Bretaña.
Los británicos más tarde violaron la Convención de Ginebra, porque uno de ellos volvió a las islas como guía; y si bien nunca hubo una declaración formal de hostilidades, un prisionero que ha sido devuelto formalmente no puede volver al teatro de operaciones. Si es tomado prisionero nuevamente, es susceptible de ser fusilado.
Finalizado este episodio, ocupamos la localidad y, una vez que llegó el resto de la compañía en la Isla de los Estados, arriamos la bandera británica e izamos la bandera argentina.
Goose Green es una localidad de más o menos treinta casas donde viven los operarios de la Falkland Islands Company. A un kilómetro y medio está Darwin, un caserío donde viven los gerentes de la FIC, una especie de estancia dedicada a la explotación de ovejas. El paisaje de esa zona no se parece en nada al resto de la Patagonia. Son lomas y praderas de un verde intenso, como un pedazo de campiña británica en medio del desierto.
Uno no se sentía en Patagonia, sino en medio de un paisaje británico: con casas británicas, con carteles británicos, con cercas británicas, con hombres de aspecto británico. Un pedazo de las Islas Británicas.
Carlos Esteban
No nos gustaban los nombres ingleses porque tenían escaso valor para nosotros. Le cambiamos el nombre al pueblo. Unificamos Darwin y Goose Green y lo llamamos Puerto Santiago. Hicimos misa, izamos la bandera argentina y le cambiamos el nombre a todo: a la FIC, a la escuela, a la casilla de correo. Pasamos a organizar nuestra posición defensiva con las secciones de Gómez Centurión y de Estévez. Reyes había quedado en Puerto Argentino.
Speranza, Graciela, y Fernando Cittadini. Partes de guerra: Malvinas 1982. Edición especial Ministerio de Educación – Malvinas: Memoria, Soberanía y Democracia. Buenos Aires: Edhasa / Ministerio de Educación, 2022.

